Paralelamente a su funcionalidad, cualquier obra, edificio, monumento, mueble u objeto llevó siempre y llevará consigo la constante preocupación de su presentación estética. La aplicación de ornamentos decorativos, fue marcando por sus características cada una de las épocas y estos ornamentos, independientemente de los materiales y de las técnicas de construcción, contribuyendo en gran manera a la determinación de un estilo.

A lo largo de siglos de actividad creativa, cada civilización, cada raza o país, instauraron un enorme fondo ornamental constituyente, por sus variadas tendencias, de un estilo y con tal riqueza que, aparte de sus aplicaciones y gracias a esta suma de culturas, existe una historia universal de la ornamentación de la que se sigue sacando partido, a la vez que se van aportando las variaciones más significativas y que por la repercusión artística que alcanzaron en su época, servirán a su vez, de referencia a otras obras del futuro.

Consola, estilo Luis XIV (Dibujo y obra del autor)

Es de señalar que los largos períodos ocupados por los estilos, que en la Antigüedad duraban hasta siglos, (Románico, Gótico y Renacimiento), se fueron manifestando cada vez con más frecuencia en paralelo con la sucesión de acontecimientos históricos, reinados, etc. y a medida de su aproximación a la época moderna.

La tradición de realizar copias fieles de obras del pasado o bien sus restauraciones, la práctica de una carrera, de un oficio o cualquier otra actividad dentro del ámbito de las artes decorativas, conlleva necesariamente el conocimiento o al menos una noción bien documentada de lo que representa este vasto repertorio artístico, que permita distinguir los matices diferenciales de cada estilo.

En el momento de realizar un proyecto de trabajo cualquiera, se presentará la exigencia de determinar las características de la obra dentro de sus normas, sabiendo que la decoración en sí no define solamente su estilo; su ornamentación, aunque muy importante, va de par con la relación de sus volúmenes, la especie de sus maderas, sus técnicas de construcción, etc. por lo que su coherencia creativa, dependerá en gran manera de los conocimientos aportados a lo largo de su proyección.

	Estudio de sillas. Estilo Modernista (Héctor Guimard, 1867-1942)

Con el estudio de las características de cada estilo y con la práctica adquirida en la ejecución de los diversos proyectos que se irán efectuando, el tallista se irá familiarizando con los detalles que los identifican, como son sus formas, sus recortes, molduras, ornamentación, etc.

Cada estilo aporta el mensaje de su identidad, la bella rudeza del Románico, la espiritualidad del Gótico, las hermosas hojas de acanto del Renacimiento, la elegancia de los estilos Luis XIV y Luis XVI, la austeridad del Imperio o las bellísimas ondulaciones del estilo Modernista, son en cada caso el testimonio de una época pasada y que merecen el mayor de los respetos a la hora de interpretarlos.

El estilo Modernista, merece una especial mención por sus particularidades. A la diferencia de otros estilos que tuvieron una repercusión específica sobre la arquitectura y el mobiliario, esta corriente estética se impuso en la totalidad de las artes decorativas. Desde el utensilio doméstico hasta el mínimo objeto decorativo, todos se vieron influenciados por sus innovadoras líneas.

En esta época brillaron nombres tan célebres como Héctor Guimard, Emile Gallé, Louis Majorelle, Eugène Gaillard, entre otros tan famosos que con enorme talento creativo, lograron imponer una nueva estética en las Artes Decorativas.

Este movimiento, se puede decir que logró romper con siglos de rigidez académica en la que, los estilos evolucionaban insertando nuevas, pero tímidas líneas decorativas, al tiempo que guardaba, eso sí, un espíritu conservador.

Por la perfección y continuidad de sus elegantes líneas, su dibujo e interpretación, requieren un dominio avanzado de la profesión, tolerando aún menos que ningún otro estilo, la mediocridad en su ejecución.

ESTILOS ESPAÑOLES

ESTILOS FRANCESES

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