ROGELIO RIESGO  
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El Taller

La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.
Pablo Picasso (1881-1973)

Durante todo su período de formación, el tallista, consciente de un futuro de independencia profesional, va imaginando y madurando en su mente el proyecto de lo que será la estructura e instalación ideal de su propio taller. La implantación de un taller para el ejercicio de la profesión de la talla en madera trae consigo por sus características, ciertas particularidades que relacionan a la figura “taller y persona” en un todo. En efecto, el carácter meticuloso del tallista requiere una forma de intimidad y de concentración. Este espacio, será para él, además de taller, el lugar de reflexión donde se mezclarán a la vez todas las inquietudes, las dudas y los aciertos, acompañados de la responsabilidad contraída al enfrentarse día a día con nuevos retos.

  Detalle de friso, estilo Gótico. Obra del autor.

Su instalación racional contribuirá en gran medida a crear ese espacio íntimo donde fluirán inspiración e ideas creativas, favorecidas por un clima y unas condiciones que han sido creados a su gusto y que facilitarán en gran medida el desarrollo y la realización de las obras.

Un taller donde la luz natural, casi indispensable, penetre preferentemente por una gran ventana o vidriera a la que estará apoyado el banco con una lámpara tipo flexo, como complemento de luz en momentos de menor claridad, que se podrá orientar fácilmente hacia la superficie de trabajo.

El local será suficientemente amplio para apoyar mesas con estantes y cajones suplementarios, donde poder guardar e instalar máquinas portátiles y material de dibujo y de afilado; pintado de blanco a ser posible, también contará con sobrada altura y con una instalación eléctrica donde sea posible conectar cómodamente cualquier herramienta eléctrica.

Independientemente del material de uso corriente y de las gubias que se encuentran sobre el banco, se habilitarán de manera accesible, panoplias o tableros murales para las herramientas menos usuales y para el utillaje auxiliar, escofinas, escuadras, compases, prensas etc.

Otra parte del local irá lógicamente destinada a depositar la materia prima con la que se ha de trabajar, la madera. De un lado la obra pendiente de realización y por otro, el trabajo ya acabado. En este caso, el montaje de estanterías es recomendable para su mejor almacenamiento.

El tallista organizará siempre según sus preferencias la disposición de los elementos que componen su taller; sus paredes se encontrarán a buen seguro, decoradas con plantillas, bocetos, fotografías y demás vaciados de escayola, como pruebas y muestras, pertenecientes a trabajos ya realizados.

Cantidad de pequeños detalles contribuirán a la creación de una atmósfera agradable que facilitará, sin duda, las condiciones de trabajo.

Independientemente de estas generalidades, la organización del espacio de trabajo será el resultado de experiencias que llevarán al tallista a distribuirlo de una manera personal.

Fotografía de taller.
Fotografía de taller

  La Talla ornamental en Madera por Rogelio Riesgo Fernández se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.